Día mundial de la Salud Mental: de la vulnerabilidad global a la responsabilidad empresarial
Cada 10 de octubre, el día mundial de la salud mental nos recuerda una verdad incómoda: la salud no está completa sin el bienestar psicológico. Este año, con la Organización Mundial de la Salud (OMS) enfocada en el acceso a servicios durante las emergencias, y el movimiento español bajo el lema «Compartimos vulnerabilidad, defendamos nuestra salud mental«, el mensaje es claro: la vulnerabilidad es universal y la defensa de la salud mental es una tarea colectiva.
En un mundo marcado por el estrés, la incertidumbre y la alta exigencia, el entorno laboral se convierte en un acelerador de la crisis o, por el contrario, en un poderoso factor protector. Mirar hacia otro lado y fingir que el bienestar mental de nuestro equipo es un problema solo personal ya no funciona: no es solo una cuestión de ética, sino que está golpeando directamente la rentabilidad de la empresa.
El coste de la inacción
La salud mental tiene un coste palpable, tanto en las cifras que acompañan las incapacidades laborales, como en la reducción de la productividad. Según la OMS, la depresión y la ansiedad provocan la pérdida de 12.000 millones de días de trabajo al año en todo el mundo, un coste que asciende a cerca de un billón de dólares anuales para la economía global. Y, además, hay otro problema silencioso: el presentismo de empleados que, a pesar de estar físicamente en la oficina, debido al agotamiento, el estrés o la ansiedad, su productividad inferior a su capacidad. Atendiendo a esta información, el bienestar mental se convierte en un riesgo empresarial primario.
Invertir en salud mental
La buena noticia es que invertir en la salud mental de los equipos es, estadísticamente, la mejor inversión. La OMS ha cuantificado este retorno de forma contundente: por cada dólar invertido en el tratamiento y la prevención de la depresión y la ansiedad, la empresa obtiene un retorno de 4 dólares en mejor salud y capacidad de trabajo.
¿De dónde sale este espectacular Retorno de la Inversión (ROI)?
- Aumento de la Productividad: Los trabajadores con recursos para gestionar el estrés son más creativos, toman mejores decisiones y cometen menos errores.
- Retención de Talento: En un mercado competitivo, el salario ya no es suficiente. Las organizaciones que invierten en bienestar tienen hasta un 25% menos de rotación de personal. El talento de alto nivel elige a las empresas que cuidan.
- Clima Laboral Favorable: El apoyo a la salud mental fomenta el compromiso y genera un ambiente de trabajo positivo, construyendo equipos más resilientes y colaborativos.
La responsabilidad de la empresa
La defensa de la salud mental debe empezar con el diseño del trabajo y la formación del liderazgo. Las directrices de la OMS ya recomiendan la formación de directivos para prevenir entornos laborales estresantes y detectar el malestar a tiempo. Tres pilares de acción para cuidar, proteger y fortalecer los hábitos de los empleados son:
- Proteger el entorno: Evaluar y reducir activamente los riesgos psicosociales, como la carga excesiva, la falta de autonomía y el acoso.
- Fomentar la flexibilidad: Adoptar políticas de flexibilidad laboral (horarios y teletrabajo) para ayudar a los empleados a conseguir un equilibrio sostenible entre su vida personal y profesional.
- Ofrecer Recursos Confidenciales: Implementar o promover el acceso a Programas de Asistencia al Empleado (EAP) o servicios de apoyo psicológico que sean discretos y fáciles de usar.
Al invertir en el cuidado de su equipo, una empresa no solo defiende un derecho humano fundamental, sino que también asegura su propia rentabilidad y sostenibilidad a largo plazo. El bienestar mental es el nuevo estándar de la excelencia empresarial.
Escrito por María Yébenes Marcos, Manager de People Culture en Ponter
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