Actualidad Jurídica Aranzadi | Entrevista a Belén Campos Manzanares
«Transformé la adversidad en en oportunidad: así nació Ponter»
Belén Campos Manzanares es una figura destacada del panorama jurídico español, no solo por su brillante trayectoria como socia fundadora y directora de Ponter Abogados y Asesores, sino también por la historia de superación personal que dio origen al despacho. Hace quince años, un grave problema de salud la obligó a parar y repensar su carrera. Incapaz de seguir el ritmo que le exigía el despacho en el que trabajaba en Madrid por la situación física en la que se encontraba, decidió reinventarse. Lejos de frenar su impulso, fundó su propio despacho profesional, un proyecto nacido desde la resiliencia que hoy cuenta con sedes en Madrid, Alcobendas, Consuegra y Toledo y se ha convertido en un referente en las áreas de derecho mercantil, societario, bancario y de mercado de valores.
«Tengo una especial sensibilidad hacia las empresas familiares, quizá porque en ellas lo jurídico se entrelaza con lo emocional de forma muy intensa». «Estamos trabajando en integrar más tecnología para mejorar la eficiencia y la experiencia del cliente».
¿Qué le motivó a fundar Ponter Abogados y Asesores, y cómo describiría su experiencia durante estos años hasta convertirla en una firma de referencia?
Fundé Ponter hace quince años, en un momento vital complicado. Un grave problema de salud me obligó a replantearme mi ritmo de vida y mi futuro profesional. Trabajaba en un despacho de gran exigencia en Madrid y, dada la condición física por la que estaba atravesando, me era imposible mantener aquel ritmo que de mi se esperaba. En aquel momento, ya viviendo en Toledo, los desplazamientos se me hacían inasumibles, así que entendí que tenía que tomar un camino distinto.
Ese parón forzado se convirtió en una oportunidad de oro para construir algo propio, con mis valores, mi estilo y mi visión del ejercicio de la abogacía, siempre tomando como base la honestidad y el trabajo bien hecho. Empecé desde cero, con mucha incertidumbre y en unas condiciones físicas que no eran 100 % óptimas, pues por las mañanas seguía haciendo rehabilitación en el Hospital Nacional de Parapléjicos, pero también con determinación. Desde entonces, la experiencia ha sido un viaje de crecimiento continuo en el que he de reconocer que siempre he estado acompañada por quien ahora es mi marido, y también socio del despacho. Hoy, Ponter es una firma consolidada, con sedes en Madrid, Alcobendas, Consuegra y Toledo, y un equipo fantástico con el que comparto no solo vocación, sino también compromiso con la excelencia.
¿Cuáles han sido los mayores desafíos y logros en su carrera como socia directora, especialmente en las áreas que lideras, mercantil y societario, bancario y de mercado de valores?
El principal desafío ha sido compaginar la visión estratégica de la firma con la atención técnica al cliente. Dirigir un despacho implica pensar a largo plazo, tomar decisiones de equipo, impulsar procesos de mejora y, al mismo tiempo, seguir liderando asuntos jurídicos complejos.
En cuanto a logros, podría hablar de operaciones mercantiles relevantes, reestructuraciones exitosas o victorias judiciales clave, pero personalmente, uno de mis mayores orgullos es haber formado un equipo sólido y comprometido, que comparte la filosofía de trabajo que me llevó a fundar el despacho: rigor, cercanía y vocación de servicio. Y, por supuesto, estoy profundamente agradecida a los tantos clientes que han confiado en mí y en Ponter a lo largo de estos años, haciéndonos partícipes de sus retos y permitiéndonos acompañarlos en su crecimiento. Gracias a esa confianza mutua, el despacho ha vivido una evolución exponencial que, sin ellos, no hubiera sido posible.
¿Puede compartir algún caso significativo que hayas liderado en Ponter y que haya tenido un impacto notable en su carrera profesional?
Uno de los casos más significativos fue la reestructuración de una empresa familiar con una complicada situación financiera y un fuerte conflicto interno entre socios. Conseguimos no solo salvar la viabilidad de la compañía mediante acuerdos con acreedores y una reorganización societaria, sino también restablecer la comunicación entre las partes.
Tengo una especial sensibilidad hacia las empresas familiares, quizá porque en ellas lo jurídico se entrelaza con lo emocional de forma muy intensa. No solo se trata de números o estructuras legales, sino de legado, confianza y relaciones personales que a menudo vienen de generaciones. Esa dimensión humana me interpela profundamente y, por eso, Ponter, como empresa familiar que también es, está muy implicada con este tipo de organizaciones, siendo incluso miembro de la Asociación de la Empresa Familiar de Castilla-La Mancha (AEFCLM).
Ese asunto en concreto fue un punto de inflexión, porque puso a prueba todas las áreas que lidero: mercantil, societario, bancario… y me reafirmó en que el verdadero impacto de nuestro trabajo no está solo en la técnica, sino en la capacidad de transformar situaciones complejas en nuevos comienzos. El impacto fue doble: profesionalmente fue un éxito, pero personalmente, me reconecto con la parte más humana de nuestro trabajo, al volver a ver unida a aquella familia.
¿Cómo ha evolucionado durante estos años el ámbito del derecho de mercado de valores y la asesoría en Derecho societario y gobierno corporativo?
La evolución ha sido notable, con una modernización normativa que ha reforzado la transparencia, la profesionalización y la responsabilidad corporativa. La Ley 6/2023 de los Mercados de Valores ha actualizado el sistema para adaptarlo a las nuevas realidades del mercado, mientras que la Ley Orgánica 2/2024 ha introducido importantes avances en materia de igualdad, como la obligación de asegurar un 40 % de presencia del sexo menos representado en los consejos de sociedades cotizadas.
Hoy, la transparencia es un eje esencial: las sociedades deben publicar informes más completos sobre su estructura, gobierno y políticas de diversidad, incluyendo la representación de género, que debe mantenerse visible y accesible durante al menos diez años.
Se ha reforzado también el régimen sancionador, dotando a la CNMV de mayores competencias para supervisar e imponer sanciones en caso de incumplimiento. Y la digitalización ha pasado a ser parte estructural de la gestión societaria, con juntas telemáticas, comunicaciones electrónicas y exigencias claras en materia de ciberseguridad.
Además, los criterios ESG (Environmental, Social and Governance) ganan cada vez más peso en la toma de decisiones empresariales. La sostenibilidad, la diversidad y la responsabilidad social ya no son valores añadidos, sino factores estratégicos. En los próximos años veremos cómo la regulación continúa avanzando en esa línea, y cómo la tecnología se convierte en una aliada clave para reforzar la comunicación y la confianza con todos los stakeholders.
¿Podría proporcionar ejemplos de cómo Ponter ha impactado positivamente en empresas, tanto grandes corporaciones como pymes, en Castilla-La Mancha y Madrid?
En el ámbito de las pymes, hemos acompañado a muchas empresas familiares en procesos clave como ampliaciones de capital, relevo generacional o conflictos societarios. Nuestra intervención ha permitido profesionalizar estructuras, asegurar continuidad y mejorar su competitividad. En el caso de grandes corporaciones, hemos trabajado en fusiones, adquisiciones, due diligence y procesos de reestructuración, aportando valor desde un enfoque muy personalizado. En ambos casos, nuestro objetivo es el mismo: ser aliados estratégicos y generar confianza desde la solvencia técnica y la cercanía.
¿Qué diferencias encuentra al trabajar con grandes empresas versus sociedades familiares y pymes?
Las grandes empresas suelen tener estructuras internas más organizadas, departamentos jurídicos y una visión más estratégica. Las pymes, por su parte, requieren un acompañamiento más integral, muchas veces con una implicación directa en la toma de decisiones del día a día. Con las pymes y empresas familiares hay una conexión emocional muy fuerte. Sus decisiones afectan a personas concretas, a patrimonios personales, a legados familiares. La clave está en adaptar el enfoque: entender sus necesidades, hablar su lenguaje y dar respuestas que combinen lo técnico con lo práctico y siempre desde un punto de vista muy humano y familiar.
Mirando hacia el futuro, ¿cuáles son las metas y objetivos principales para Ponter?
Nuestro objetivo es seguir creciendo, pero sin perder nuestra esencia. Queremos consolidar nuestra posición como firma de referencia en Derecho de los negocios, ampliar nuestras alianzas estratégicas y seguir atrayendo talento joven comprometido con nuestra filosofía.
Una de nuestras metas clave es que todos nuestros clientes encuentren en Ponter un asesoramiento integral, 360, sin necesidad de acudir a otros despachos o profesionales. Queremos que se sientan plenamente acompañados y respaldados en todos los ámbitos: fiscal, contable, laboral y jurídico, con un enfoque transversal que garantice seguridad, eficiencia y confianza en cada paso.
También estamos trabajando en integrar más tecnología para mejorar la eficiencia y la experiencia del cliente, sin que eso reste humanidad a nuestra forma de ejercer la profesión. Y, por supuesto, seguir siendo un despacho donde los clientes sientan que encuentran soluciones, cercanía y compromiso real.
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